Introducción
El principio orientador de este estudio es la premisa de que gran parte del conocimiento humano es adquirido en la interacción del sujeto con el medio social. El tema fue definido como "La contribución de lo lúdico en el desarrollo de habilidades sociales en la infancia". El termino Habilidades Sociales remite a un área de la Psicología y se refiere a la existencia de diferentes comportamientos sociales en el repertorio del individuo para lidiar de manera adecuada con demandas de las situaciones interpersonales (Del Prette & Del Prete, 2006).
Al verificarse bajo índice de habilidades sociales, las relaciones interpersonales se transforman en críticas, estrictas y conflictivas, interfiriendo de manera negativa en el grupo en que el individuo está insertado, y sobre todo, en la salud psicológica (Del Prete & Del Prete, 2001). Por otro lado, el trabajo lúdico durante la infancia, a través de juegos, es una herramienta valiosa para educar y enseñar a los niños a interrelacionarse con otros divirtiéndose y desarrollando Habilidades Sociales.
La literatura apunta varios conceptos y definiciones para Habilidades Sociales (HS). Según Del Prete & Del Prete (2001) las HS se aplican a la existencia de diferentes clases de comportamientos sociales en el repertorio del individuo para lidiar con las demandas de situaciones interpersonales. Para Caballo (1987) el termino comportamiento socialmente hábil puede ser considerado como definición HS. El autor conceptúa el termino como el conjunto de comportamientos emitidos por una persona en un contexto interpersonal. Estos comportamientos se expresan a través de sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos adecuados a la situación, y respeto a los demás.
Del Prete & Del Prete (2001) presentan una taxonomía, más completa que la presentada por Caballo (1987). Estas taxonomías son organizadas por los autores en categorías extensas y específicas, dentro de ellas están: habilidades sociales de comunicación, civismo, asertividad de enfrentamiento, de empatía, de trabajo y de expresión de sentimiento positivo.
Las habilidades sociales de comunicación se expresan en comportamientos de hacer y responder preguntas; gratificar y elogiar; retroalimentarse en las relaciones sociales; iniciar, mantener y terminar la conversación. Las habilidades de civismo, se refieren a pedir, por favor; agradecer, presentarse, acatar, despedirse. Las habilidades sociales asertivas de enfrentamiento se refieren a manifestar opinión, concordar, discordar; hacer, aceptar, disculparse y reconocer errores, establecer relaciones sexuales afectivas, terminar relaciones, expresar rabia y solicitar cambios de comportamiento, interactuar con autoridades; lidiar con críticas. La capacidad de parafrasear, reflejar sentimientos y expresar apoyo, son parte de las habilidades sociales empáticas. En cuanto a las habilidades sociales de trabajo, comprenden actitudes de coordinar grupos, hablar en público, resolver problemas, tomar decisiones y mediar en conflictos, además de cuestiones relativos a las HS educativas.
En cuanto a las HS de expresión de sentimiento positivo se relacionan con el comportamiento de hacer amistad, expresar la solidaridad y cultivar el amor. Caballo (2003) cita a varios autores que presentan definiciones de comportamiento socialmente hábil. Una de las referencias de este autor es la obra de Libert & Lewinsohn. Estos últimos autores definen el comportamiento socialmente hábil como la capacidad compleja de expresar aptitudes que son refuerzos positivos o negativos, y no emitir comportamientos que no sean rechazados por los demás. Hersen & Bellack componen un segundo grupo de autores mencionados por Caballo (2003), mientras estos no muestran grandes cambios en sus posiciones sobre el tema. Hersen & Ballack difieren de los autores anteriormente citados cuando afirman que el comportamiento socialmente hábil se expresa a través de actitudes positivas.
El presente trabajo tiene como objetivo principal identificar y analizar publicaciones que abordan la contribución de lo lúdico en el desarrollo de habilidades sociales en la infancia. Para cumplir este propósito se abordaron fundamentalmente investigaciones orientadas al área de habilidades sociales con énfasis en la relación padre e hijo al jugar, el abordaje de juegos recreativos como forma de aprendizaje de conceptos básicos y habilidades sociales en niños y niñas.
Metodología
Se realizó una investigación de tipo bibliográfica, donde fueron consultadas las bases de datos Scielo, Capes (Conselho de Apoio á Pesquiça) en Brasil y Google académico, siendo seleccionadas 18 publicaciones, de ellas sólo 11 utilizadas para el análisis; todas en idioma portugués. Los criterios utilizados para la selección de los manuscritos fueron los siguientes: a) Artículos reconocidos a partir de los siguientes identificadores: habilidades sociales e infancia, evaluación de habilidades sociales y actividades lúdicas b) documentos en lengua portuguesa.
Habilidad social: conceptos e definiciones
Hargie et al & Kelly en Caballo (2003) abordan la temática de las habilidades sociales (HS) como conceptos importantes para el área de educación. El primer autor defiende que las HS comprenden los comportamientos sociales dirigidos a un objeto inter-relacionados; pueden mantenerse bajo el control del individuo. Al referirse a esta temática, el segundo autor considera que se trata de comportamientos identificables, aprendidos, y empleados por los individuos en las situaciones interpersonales para consolidar su ambiente.
Caballo (2003) al presentar las ideas de Linehan, demuestra que este autor adopta un concepto complejo para la emisión de comportamientos y patrones de respuestas. Al mismo tiempo, perfeccionan sus victorias, minimizan las perdidas en su relación con el otro (eficacia en el relacionamiento) manteniendo su integridad y la sensación de dominio (eficacia en el autoestima).
El análisis de los conceptos de HS presentados anteriormente expresa alguna discrepancias entre los autores. Del Prete & Del Prete (2001), por ejemplo, avanza en la presentación de una taxonomía, que entiende HS como un repertorio de comportamientos, dejando de modo implícito que los tipos de comportamientos pueden ser tanto positivos o negativos socialmente. Los elementos de la taxonomía presentados por estos autores, como por ejemplo, enfrentamiento y comunicación, dan a entender que se trata de repertorios que pueden ser identificados en el individuo tanto con grados positivos (hábil socialmente); como con grados negativos (déficit). También los autores dan margen para el entendimiento de que un individuo puede presentarse hábil socialmente en una determinada situación y poco habilidoso en otra.
Caballo (1987) asume una postura distinta de Del Prete & Del Prete (2001) cuando entiende que HS es un comportamiento socialmente habilidoso. Este primer autor deja una laguna sobre la nomenclatura a ser aplicada para un individuo con déficit en las inter-relaciones personales. Mientras Caballo (2003) al citar diversos autores que abordan esta temática demuestra que no hay unanimidad sobre el concepto de HS. De los autores citados por Caballo (2003), apenas Hersen & Bellack siguen su línea de razomiento. Los demás asumen una postura similar a la defendida por Del Prete & Del Prete (2001).
Ante lo expuesto se defiende que una comprensión amplia del concepto de HS es fundamental para el desarrollo de estudios en esa área. El papel de los valores como criterios para la selección de los patrones de comportamiento suscitan cuestiones interesantes y polémicas pues valores inadecuados son incorporados y asimilados, a través de mecanismos y estrategias distintas, en el comportamiento y actitudes de las personas. Trower et al en Caballo (2003), afirma que una persona puede ser considerada socialmente inadecuada se fuera capaz de afectar el comportamiento y los sentimientos de los demás de modo como intenta y la sociedad acepta. Para Carneiro & Falcone (2004) las deficiencias y comportamientos de Habilidades Sociales están generalmente asociados a dificultades en las relaciones interpersonales y a diversos tipos de trastornos psicológicos como, por ejemplo, a timidez, el aislamiento social, la depresión y el suicidio.
Por todo esto puede concluirse que las HS pueden variar entre niveles más adecuados y menos adecuados socialmente. Así existen individuos socialmente habilidosos y aquellos que presentan deficiencias y/o riesgos en su repertorio de comportamiento interpersonal. Además de eso, hay que considerar las la diversidad de manifestaciones de comportamiento. Conforme a lo dicho anteriormente, un individuo puede, por ejemplo, ser socialmente habilidoso en la categoría "comunicación" y al mismo tiempo presentar comportamiento social inadecuado en la variable "enfrentamiento".
La relación padre e hijo y el juego
Goldfeld (2000) observa que, al dar significado a las acciones y sonidos del hijo, la madre propicia la formación de conceptos en el niño, su representación de la sociedad, y un importante vinculo entre este y el mundo. Para Calderón y Greenberg (1999), las habilidades maternas de resolución de problemas están directamente vinculadas al aprendizaje del niño.
Mac Donald y Pien (1982) investigaron, en 12 madres e hijos sanos menores de cinco años, el modo peculiar en que la madre se comunica con los niños, así como las características del lenguaje materno. El objetivo era identificar hasta que punto estos aspectos pueden reflejar diferentes efectos sobre el desarrollo del niño. Estos autores investigaron formas de jugar en un ambiente lúdico, y concluyeron que la prevalencia de cuestionamientos y frases imperativas, resultan inadecuadas para la comunicación madre-niño.
Moyles (2002) afirma que en todas las edades el juego es realizado por puro placer y diversión, creando en el sujeto una actitud alegre en relación a la vida y al aprendizaje. Para la autora, la estimulación, la variedad, el interés por la actividad, la concentración y la motivación pueden ser proporcionados por actividades lúdicas.
Poletto (2005) investigó como el juego se manifiesta en el contexto diario de la vida de 40 niños, entre siete y diez años de edad, en situación de pobreza económica. Desarrolló su estudio a través de entrevistas, juguetes, bromas, dándoles tiempo y espacio para jugar; verificó que compañías eran preferidas por los niños. Constató que los familiares comprenden la necesidad de los niños de jugar y así propician tiempo, espacio y compañía para el desarrollo de tales actividades. Gran parte de los padres alcanzan satisfacción en actividades lúdicas realizadas con los hijos, utilizando juegos y charlas. El autor sugirió programas que beneficien las interacciones entre los familiares y sus niños, con el propósito de que lo lúdico pueda servir como instrumento de mediación en las diversas relaciones.
De esta forma, jugar puede ser considerado fuente placentera de aprendizaje de reglas sociales. Para los padres, además de proporcionar la oportunidad de conocer las potencialidades y límites de su hijo, puede adecuar su actuación, favoreciendo el proceso de desarrollo.
Basado en acciones sobre los objetos que usa para jugar, el niño pasa a tener conciencia de los mismos, se relaciona activamente con ellos e imita situaciones del mundo adulto, creando un mundo referente de sus experiencias. Las situaciones abstractas del mundo que el crea proporciona un medio para el desarrollo del pensamiento y la constitución de los comportamientos.
Como jugar es la actividad básica para todos los niños y puede ser explotado en sentido educativo, Silva (2002) explica que el juego asume la finalidad de posibilitar la comprensión y la interpretación de una cultura marcada por la oralidad.
El juego es, por tanto, una rica actividad, que puede ser explorada, proporcionando medios de desarrollo de las habilidades sociales para los niños de manera general. Paralelamente, la motivación del niño es guiada justamente por el interés y necesidad de apropiarse de un universo del cual desea ser parte: el universo del adulto. Ese universo requiere las habilidades que el necesita desarrollar para adecuarse al medio social, y consecuentemente, obtiene éxito en su trayectoria.
Los juegos recreativos infantiles en el aprendizaje de conceptos básicos en los niños
Según Janjua (2002), durante el primer grado, los juegos recreativos enfatizan el desarrollo del lenguaje, principalmente palabras, símbolos y códigos. En el nivel pre-escolar los estudiosos destacan la enseñanza de conceptos a través de actividades lúdicas, mediadas por el lenguaje oral, gestual (motor), de objetos y figuras. También hay consenso de que en preescolar y los primeros años de la Enseñanza básica constituyen la etapa por excelencia para la adquisición de conceptos básicos y primordiales para aprendizajes posteriores. Por ejemplo, los conceptos relativos a la orientación temporal y espacial, ciertamente esenciales para aprendizajes posteriores.
El juego es reconocido como medio de proporcionar al niño un ambiente agradable, motivador. Cuando es planificado posibilita el aprendizaje de varias habilidades. En la edad preescolar, mediante el juego y la fantasía, el niño adquiere la mayor parte de sus repertorios cognitivos, emocionales y sociales. Platón enseñaba matemática a los niños mediante juegos y proclamaba que los primeros años infantiles deberían ser ocupados en juegos educativos, practicados en común por los dos sexos, sobre la vigilancia de adultos y en jardines de infancia (Platón 348 a. C, en Almeida, 1987). Froebel, que fue el primer pedagogo en incluir el juego en el sistema educativo, creía que la personalidad del niño puede ser perfeccionada y enriquecida por el juguete, y que la principal función del profesor, es de proporcionar la situación y los materiales para el juego. Para el autor, los niños aprenden a través de jugar, admirable instrumento para promover a su educación (Froebel en Bomtempo, 2004). Calderón (2005) afirma que el niño es un ser hecho para jugar y que el juego es un artificio que la naturaleza encontró para involucrar al niño en una actividad útil para su desarrollo físico y mental. Sugieren los educadores que se use el juego en el proceso educativo para enseñar al nivel del niño, haciendo, de sus instintos naturales, aliados, y no sus enemigos. Poletto (2005) destaca que el juego facilita el progreso de la personalidad integral en cada una de sus funciones psicológicas, intelectuales y morales.
Otros estudios destinados a las habilidades sociales centrados en la infancia confirman la importancia del juego en el desarrollo de habilidades sociales en niños y niñas con discapacidad.
Autores (Gomide, 2003; Pacheco, Teixeira & Gomes, 1999) afirman que la construcción de buenas habilidades sociales puede ocurrir en interacciones y contextos naturales, o sea, sin entrenamiento formal, como en la relación padres e hijos, hermanos, colegas de escuela, amigos y conyugues. Sin embargo, comúnmente ocurren fallas en este proceso de aprendizaje, ocasionando déficits relevantes en Habilidades Sociales.
Un estudio realizado por Goldfeld, M. (2000) refiere al juego y las habilidades sociales del niño con deficiencia auditiva y madre oyente y muestra la necesidad de modelos para que el pequeño pueda aprender los comportamientos aceptados socialmente. La dificultad en la comunicación impide que el niño reciba explicaciones precisas, coherentes y completas para desarrollar la percepción necesaria. Por otro lado, la madre ante la dificultad de comunicación, necesita del auxilio y orientación para ejercer el papel de educadora y evitar actitudes equivocadas, que no auxilian el aprendizaje. En este caso fueron observadas condiciones especiales para que el juego y la recreación favorezcan la interacción de la madre oyente con su hijo deficiente auditivo severo o profundo.
Esta investigación confirmó las posibilidades del juego y la necesidad de información y orientación especializada a madres y familiares para desarrollar las habilidades sociales en niños con discapacidad.
Conclusión
Al concluir esta investigación sobre las publicaciones que abordan la contribución de lo lúdico en el desarrollo de habilidades sociales se destaca que:
Existen múltiples investigaciones en el área de Habilidades Sociales que manifiestan una diversidad enfoques tales como "el enfoque Clínico", el "Clínico-Educacional", el "Educacional", el "Organizacional" y el enfoque "Mixto". En todas se considera la contribución de los juegos en el desarrollo de habilidades sociales. Esta clasificación emerge de los autores consultados, por lo que otras investigaciones pueden sugerir distintas nomenclaturas de abordajes y tipificaciones.
La relación de padres e hijos que beneficien el proceso de desarrollo de las interacciones sociales en general requiere de los padres, la ampliación de sus propias habilidades sociales, que vinculados a las actividades lúdicas serán factores motivacionales y estimuladores del aprendizaje infantil.
Las actividades lúdicas son valiosos instrumentos para la adquisición de repertorios cognitivos, emocionales y sociales. En la fase infantil, tales actividades son estratégicas para el aprendizajes de conceptos básicos que servirán de premisas a otros aprendizajes del individuo en la sociedad.
Se verificó el predominio de estudios de abordaje educativos. En todos los casos se aprecian trabajos de profundidad teórico-metodológico respecto a la variable HS, identificada desde dos tendencias: a) la comprensión como un comportamiento socialmente habilidoso; b) Como repertorio de comportamientos, que puede ser tanto positivos (habilidoso socialmente) como negativos (con deficiencia en alguna habilidad social) y en ambos enfoques se pondera el rol de los juegos en el desarrollo de habilidades sociales.