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Violencia en el deporte: mito o realidad

Violence in sports: Myth or reality

  [*] Autor para correspondencia: María Elena Perdomo-López. E-mail: mariaelevc@gmail.com


RESUMEN

El trabajo tiene el objetivo de explorar la percepción que poseen los profesores de la Facultad de Cultura Física sobre la violencia en el deporte. Utiliza el análisis documental, los talleres y entrevistas para indagar el nivel de conocimiento sobre el tema. Se presentan las regularidades de los talleres y discuten los resultados de las entrevistas. El uso de informantes clave permite profundizar en la concepción de los actores sobre la violencia. Existe consenso en que en el deporte el uso de la fuerza está legitimado por el reglamento, pero que al infringir las reglas se asumen posturas antideportivas. Se alerta sobre la necesidad del juego limpio, y concluye acerca de las ventajas del deporte para la formación de valores, así como su contribución a los procesos de paz y no violencia.

Palabras claves:
Violencia; agresión; deporte.

ABSTRACT

The job has the objective to explore the perception that the professors of the Faculty of Physical Culture and sports professors have on the violence in sports. Were used the documentary analysis, workshops and interview to investigate of the level of knowledge on the theme. The regularities of the workshops show up and they discuss the results of the interviews. The use of key informants allows delving deeply into the conception of the actors on violence. There it the consent in which in sports the use of force are legitimated by regulations, but that to infringe rules they assume unsportsmanlike body postures. He becomes alert in the need of the fair play, and conclude about the advantages of the sports for the formation of values, as well as your contribution the processes of peace and nonviolence.

Key words:
violence; aggression; sport.

INTRODUCCIÓN

La cultura humana tiene por definición un carácter conflictivo. El conflicto es habitual en cualquier sociedad, no así la violencia física o verbal y la guerra, como una de sus manifestaciones.

La violencia es una desviación de la conducta que implica utilización de la fuerza y anulación de la voluntad del otro; mediante ella se amenaza o hiere a alguna persona. Representa una respuesta que se fundamenta en el miedo, e impone el criterio del agresor, quien somete por la fuerza la voluntad de los demás, sin tomar en cuenta las consecuencias que se derivan de tales actos (Jiménez-Bautista, 2012). Es aplicable en contra de las personas en forma física, psicológica o ideológica, contra el ambiente, o contra la propiedad (Fernández, Bustillo y Barreneche, 2014).

En el caso del deporte, son reconocidos sus aportes a la formación de valores; la disciplina, la cooperación, la honestidad, la responsabilidad, algunos de los más referidos. El deporte actúa como un catalizador de sueños, deseos y emociones; pero las aspiraciones de ganar, si no son bien canalizadas, pueden generar conductas antideportivas y violencia.

El licenciado en Cultura Física durante su vida laboral está enfrentando constantemente escenarios de conflictos, muchos de los cuales derivan en violencia. Sin embargo, la formación básica que posee no le ha proporcionado las herramientas para intervenir en esta área; estos saberes resultarían muy útiles para afrontar las situaciones de competencia, rivalidad y enfrentamiento, típicas del deporte, donde a la vehemencia necesaria se añaden elementos contentivos de violencia.

Todo ello motiva incursionar en este tema, con el objetivo de explorar la percepción que poseen los profesores universitarios, formadores de deportistas y profesores de Educación Física sobre la violencia con el deporte.

MATERIALES Y MÉTODOS

La Facultad de Cultura Física de Villa Clara desarrolla el proyecto Preparación integral del deportista en Villa Clara, en el que se seleccionaron un grupo de deportes atendiendo a los resultados, las demandas y necesidades de la provincia, los cuales se incluyen en las categorías siguientes:

  • Deportes de combate: lucha, judo, boxeo, taekwondo.

  • Deportes de tiempo y marca: atletismo.

  • Deportes colectivos: voleibol, béisbol, futbol, balonmano y polo acuático.

Los resultados que se presentan corresponden a la tarea Violencia en el deporte.

El trabajo se inició en mayo del 2017 con una indagación de los presupuestos teóricos de la violencia en general, en el deporte en particular, y la realización de dos talleres diagnóstico con profesores de deportes. Ello permitió una visión preliminar del nivel de conocimiento y percepciones sobre el tema en los actores implicados.

Se encuestaron 47 profesores de la Facultad de Cultura Física, de Villa Clara, seleccionados de forma intencional, con la finalidad de valorar el nivel de preparación de los docentes para multiplicar los saberes requeridos a los efectos de abordar la violencia en el deporte en el eslabón de base.

La información obtenida fue complementada por entrevistas a 24 profesores de asignaturas de deportes, de ellos: cinco de futbol, cuatro de balonmano, cuatro de voleibol, dos de béisbol, uno de lucha, dos de boxeo, uno de judo, uno de taekwondo, uno de polo acuático y tres de atletismo, además de cinco árbitros y la entrevista a cuatro informantes clave. Se trata de personalidades distinguidas en los deporte de judo, boxeo, atletismo y polo acuático. La selección de estos deportes obedece a que se agrupan en diferentes categorías: de combate, tiempo y marca y colectivos, respectivamente, lo que permite obtener una mayor amplitud en los criterios emitidos.

RESULTADOS

Se constató que violencia adopta varias formas; se presenta en todos los niveles: sociales, económicos, religiosos, culturales o políticos, con la intención de obtener algo a la fuerza o imponer la voluntad, sin importar los daños de variados tipos: físico, psicológico, económico o sexual que pueda ocasionar.

La bibliografía reporta diferentes tipos de violencia. La directa representada por muertos, heridos, destrucción material o relaciones traumáticas. Se trata de una violencia física o verbal, e incluye la guerra. La violencia cultural involucra aspectos de la cultura materializados en la religión, la ideología, el lenguaje, el arte, y las ciencias, en sus diferentes manifestaciones. Por su parte, la violencia estructural es la originada por la injusticia, la desigualdad, como consecuencia de los desequilibrios de poder dentro de la propia estructura social (Galtung, 2003;Gómez, 2007; Álvarez y col., 2010).

Los talleres de intercambio realizados con los profesores de asignaturas de deportes y especialistas de la Facultad de Cultura Física tenían como finalidad indagar el nivel de conocimientos al respecto. De su análisis derivan como regularidades la existencia de lagunas cognitivas en aspectos teóricos de la violencia, asociadas a la falta de capacidades teórico-metodológicas para su trabajo. La violencia no forma parte del discurso, ni está incorporada a las agendas de las autoridades educativas en la esfera deportiva. Obviamente, si la violencia en el deporte no está instituida en el discurso de la dirigencia, no forma parte de sus motivaciones e intereses, este tema no es incluido en sus prioridades y no tiene un espacio formal para su tratamiento. Un primer acercamiento al tema se enmarca en demostrar que esta situación constituye una debilidad, y se requiere tomar conciencia de ello para convertirlo en una necesidad sentida, lo que permitirá avanzar hacia metas superiores.

Resultados de la entrevista a docentes de la facultad de Cultura Física y profesores deportivos

Los entrevistados coinciden en la concepción de violencia como una conducta identificada por la agresión física, verbal, psicológica, caracterizada por un abuso de poder, y dirigida a imponer concepciones y criterios particulares (Fig. 1). La distinción violencia-agresividad en los encuestados no es una generalidad, pero la mayoría de las opiniones señalan que el deportista puede ser agresivo, batallador, sin que ello implique violencia, ya que la disciplina y el cumplimiento de las normativas marcan las diferencias.

Existe coincidencia de los criterios en los entrevistados al considerar que las causas de la violencia son muy diversas; parte de la falta de comunicación, el empleo de métodos inadecuados, la exhortación a la obtención de resultados destacados, la presión de entrenadores, familia y público en general.

El 17,2% de la muestra se refiere a una forma más sutil de violencia que se expresa en un entrenamiento diseñado por encima de la capacidad del atleta, sin respetar ciclos o alternancia descanso - entrenamiento, dirigido a atletas de alto rendimiento, con la finalidad de obtener elevados resultados deportivos. Se refieren a los trabajos con el constructo de Preparación Deportiva Sostenible y su implementación en la Cultura Física (Santana, 2003).

Las manifestaciones más frecuentes de la violencia en el deporte, a criterio de los profesores, incluyen la agresión verbal, la conducta impulsiva, la falta de autocontrol, de respeto, las malas relaciones, la falta de cooperación, una exigencia excesiva y poca comunicación, fundamentalmente. Resulta llamativo el hecho de que se citan indistintamente causas y manifestaciones, tal es el caso de la falta de comunicación, malas relaciones, estrés y frustraciones. Esto lleva a considerar la existencia de vacíos en el conocimiento del tema.

Las vías propuestas para manejar adecuadamente la violencia son diversas, parten de una correcta preparación teórica y metodológica a profesores de deportes, árbitros, la divulgación en diferentes espacios, con una promoción conveniente de los medios de comunicación. Hay una coincidencia total de criterios sobre la importancia del trabajo educativo, la formación de valores, la necesidad de mantener una disciplina adecuada, de reforzar los valores de honestidad, solidaridad y el cumplimiento de las normas establecidas que son expresadas en el juego limpio.

Entrevista a informantes clave

Los entrevistados ofrecen la percepción que poseen sobre la violencia en el deporte desde sus diferentes especialidades.

En los deportes de combate (boxeo y judo) estiman que el nivel ofensivo no llega a ser agresivo porque está dentro de los parámetros establecidos, o sea, en las reglas y normas que los rigen. Estas acciones ofensivas no atentan contra la integridad moral ni física del contrario, por lo que no se consideran agresivas.

Coinciden en que desde el punto de vista de la estratega del combate sí hay agresividad, pues hay que imponerse a la estratega del contrario, además de que así lo exige el reglamento porque de lo contrario sería penalizado por pasividad. Señalan que la espectacularidad del combate menguaría si los atletas mostraran pocas acciones ofensivas.

Consideran que las expresiones de violencia se manifiestan en el irrespeto a las reglas del deporte, en ofensas al contrario, jueces y público. Proponen que para evitar manifestaciones de este tipo, se debe realizar por parte del entrenador y el cuerpo técnico intercambios de apoyo desde el punto de vista técnico y psicológico antes, durante y después del combate, darles constantemente instrucciones sobre cómo mantener el ritmo a partir del estudio del contrario, obedecer las voces de mando del árbitro principal y evitar las faltas técnicas.

Llama la atención la concepción de violencia de un informante clave perteneciente a un deporte no agresivo: el atletismo. Considera como causas directas de la agresión la mala organización de la competencia, falta de personal de seguridad, mala dirección arbitral, sobrecarga emocional. Además, incluye factores físicos como el calor, el ruido, las multitudes y, sobre todo, la visión nociva de “ganar a toda costa”. Es evidente, dadas las particularidades del deporte en el no uso de la fuerza, cómo en esta situación la concepción de violencia va más al aspecto psicológico.

Como propuesta para disminuir la violencia se refiere al desarrollo de la cooperación y fomentar entre los atletas estrategias de razonamiento moral en las competencias, mejorar la formación y el asesoramiento de profesores de asignaturas de deportes, formar y asesorar a árbitros y organizadores de competiciones, así como la promoción de la educación deportiva de la población, mediante campañas nacionales e internacionales sobre el juego limpio.

El informante clave de polo acuático señala que aunque este no es un deporte de combate, por su carácter colectivo manifiesta violencia, la cual se expresa de forma física, y solapada por la cobertura que ofrece el agua de la vista de los árbitros. Ratifica la necesidad de mantener los niveles de exigencia en el cumplimiento del reglamento, de la capacitación y de un trabajo educativo de calidad.

ANÁLISIS Y DISCUSIÓN

Los resultados obtenidos forman parte de una primera etapa del proyecto, dirigida al diagnóstico de la violencia. Se trata de un tema nuevo, que no tiene precedentes en la Facultad. Se ha trabajado la Cultura de Paz vinculada al deporte escolar en la Facultad de Ciencias Médicas (Pérez y Arteaga, 2014), pero la violencia no ha sido abordada desde la práctica deportiva y los actores implicados en su formación. Consecuentemente, la investigación desarrollada debe sentar pautas para el abordaje del tema.

En el contexto deportivo es muy cuestionada la violencia. El deporte como fenómeno sociocultural debe promover la salud mental, la cultura de paz, es un instrumento para propiciar el desarrollo social, la formación de valores de autosuperación, lealtad, tolerancia, reconocimiento al mérito, solidaridad, lucha contra la discriminación. Sin embargo, existen múltiples factores que inciden en los deportistas, tanto en el entrenamiento, como en el propio evento competitivo, entre ellos:

  • El papel de los entrenadores que desean ver los logros de su labor profesional.

  • La influencia de la familia que se proyecta en el atleta y presiona para que ofrezca un espectáculo sobresaliente.

  • El papel del público que con mayor o menor presión incita a resultados rotundos.

  • La comercialización y el espectáculo deportivo que generan cuantiosos ingresos e impactan sobre el deportista.

Consecuentemente, a los deseos lógicos de ganar y obtener la victoria por parte de los deportistas, se adicionan factores extrínsecos al atleta que pueden incidir en sus conductas y actitudes ante el deporte y la sociedad en general.

La violencia en el deporte se idealiza, condena, legitima o tolera, y en ocasiones se le confunde con la vehemencia competitiva. Por ello es importante esclarecer lo que se entiende por violencia y agresión. Existe violencia cuando se coartan los derechos de una persona, mientras que considera que ha habido agresión, cuando deliberadamente se pretende causar daño físico o moral (Cagigal, 1990; Corsi, 1995; Pelegrín, 2005; Gómez, 2007).

Ello explica la divergencia de criterios en los entrevistados con relación a sí los deportistas son violentos.

La conducta agresiva se caracteriza por su intencionalidad. Es un compendio de tres características: intención de causar daño, provocar daño real y la existencia de una alteración en el estado emocional de la persona (Pelegrín y Garcés de los Foyos, 2007; Sáenz y col, 2012).

Son diversas las manifestaciones de conductas agresivas en deportistas y aficionados. La típica agresión instrumental es utilizada para alcanzar un fin o un objetivo, como el uso de zancadillas y codazos para obtener ventajas. Los eventos deportivos hacen aflorar variadas emociones. Una agresión emocional se caracteriza por su intencionalidad expresada en insultos o golpes, y puede ocurrir entre los deportistas de equipos contrarios e incluso entre los aficionados. Otros tipos de agresiones incluyen la reactiva, como respuesta defensiva a la percepción de las amenazas, y la proactiva donde la intencionalidad del daño no precisa de una provocación previa. En todos estos casos se manifiestan en mayor o menor medida las formas físicas y verbal de la violencia (Pelegrín y Garcés de los Fayos, 2007).

Las formas de violencia registradas por la literatura coinciden con las identificadas por los entrevistados, aunque la concepción de la violencia auto- infringida, o motivada por entrenadores y relacionada con la sostenibilidad deportiva no es de reconocimiento común.

En el ámbito deportivo el comportamiento violento puede efectuarse de la institución con los jugadores, entre los jugadores, entre el público, implicando o no a los jugadores; pero siempre trae aparejado un comportamiento nocivo a la dignidad humana, y puede ser generada a partir de disímiles causales.

Es conveniente destacar que la violencia a menudo suele ser confundida con la asertividad del deportista. Al respecto Sáenz y col (2012) refieren que muchas características comportamentales denominadas agresivas son acciones firmes, enérgicas, manifestaciones positivas propias del deporte. El uso de la fuerza legítima verbal o física con el fin de alcanzar determinadas metas no es agresivo. Su intención no es dañar al oponente, sino estimular, animar a los colegas y demostrar el dominio de las reglas de cada deporte con alta emotividad.

Sobre las regularidades obtenidas de la entrevista a informantes clave se plantea que hay muchos prejuicios, y en muchos contextos existen la concepción del deportista como una persona exaltada, escandalosa, violenta, pero no constan evidencias en este sentido. Se debe considerar que si de un deporte de combate se trata, el atleta tiene que mostrar ímpetu o puede terminar siendo amonestado por falta de acciones ofensivas. En deportes que no implican contacto, o en deportes individuales tiene un mayor peso la violencia psicológica. En cualquiera de los casos hay coincidencia de que la violación de los principios del entrenamiento deportivo en la búsqueda de triunfos y medallas constituye una de las formas de violencia más peligrosas, porque atenta contra la propia integridad física del deportista, y muchas veces los entrenadores y los propios atletas no son conscientes de la situación.

CONCLUSIONES

  • La violencia en el deporte se expresa cuando se violan las normas y se impone el criterio del agresor, quien somete por la fuerza la voluntad de los demás con la intención de causar daño físico o moral; esto trae aparejado un comportamiento nocivo a la dignidad humana.

  • La mayoría de los especialistas entrevistados consideran que el deporte debe contribuir a la formación de valores, la lucha contra la discriminación y flagelos como adicciones de diferentes tipos.

  • En los deportes de combate es lícito el uso de la fuerza física, pero existen toda una serie de normas y reglamentaciones que protegen al deportista, y se aboga por un juego limpio.

  • En torno al escenario deportivo influye todo un conjunto de factores que pueden ser desencadenantes de una mayor violencia, como: la presión de familiares, el público.

  • En los reglamentos de las diferentes federaciones deportivas y de los comités olímpicos aparece referida la necesidad de fomentar el juego limpio, educando a los atletas en la práctica de la exigencia, y el respeto consigo mismo y con los demás, luchar contra los comportamientos antideportivos que pueden ser generadores de violencia, es decir, la oposición a todo tipo de discriminación, ya sea política, religiosa, sexual, étnica, de opinión filosófica, estado civil u otras.

  • El deporte y la actividad física pueden contribuir a los procesos de paz y no violencia debido a su capacidad de convocatoria, fomentan la participación comunitaria en torno a una actividad común, inspiran y motivan a jóvenes y adultos durante las prácticas deportivas y constituyen un potencial como herramientas educativas y plataformas para la transmisión de valores.

RECOMENDACIONES

  • La investigación desarrollada debe sentar pautas para el abordaje del tema, puesto que los resultados obtenidos forman parte de una primera etapa del proyecto, dirigida al diagnóstico de la violencia.

  • Los resultados obtenidos aconsejan diseñar una estrategia de trabajo colegiada con las autoridades deportivas de la provincia y la consideración de áreas clave que incluyan la capacitación, el trabajo investigativo y extensionista.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido: 10/07/2018

Aceptado: 10/01/2019

 

 


Dra.C. María Elena Perdomo López (Prof. Titular). Facultad de Cultura Física. Universidad Central Marta Abreu de las Villas, Villa Clara, Cuba. E-mail: mariaelevc@gmail.com

MsC. Griselda Monteagudo Leal (Prof. Auxiliar). Facultad de Cultura Física. Universidad Central Marta Abreu de las Villas, Villa Clara, Cuba. E-mail: gmonteagudo@uclv.cu

MsC. Ana Margarita O’Reilly Sotolongo (Prof.Auxiliar). Facultad de Cultura Física. Universidad Central Marta Abreu de las Villas, Villa Clara, Cuba. E-mail: aorelly@uclv.cu

Los autores de este trabajo declaran no presentar conflicto de intereses.

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